Macao, Las Vegas China

Macao, la antigua colonia portuguesa durante casi 450 años, es hoy más conocida por ser la capital del juego en Asia, "Las Vegas China". Ha visto como, en pocos años, nuevas construcciones y casinos colosales se alzaban en su horizonte, en claro contraste con un casco antiguo de estilo portugués y Patrimonio de la Humanidad.  


Vistas de Macao y el hotel casino Grand Lisboa desde la fortaleza da Guia
Vistas desde la fortaleza da Guia. Macao. Diciembre 2015



Su territorio lo constituyen la península de Macao, unida a la provincia china de Cantón, y las islas de Tapia y Coloane. Se encuentra a menos de una hora en ferry de Hong Kong.

Desde Diciembre del año 1999, Macao es la otra Región Administrativa Especial de China junto con Hong Kong. Este régimen finalizará en el año 2049 con la plena integración. Mientras tanto, el portugués conserva el estatus de lengua oficial junto al cantonés, que ha ido cobrando fuerza en los últimos años y está ahora más extendido. Dicho régimen también se ofreció, esta vez sin éxito, a Taiwan.

En la actualidad cuenta con numerosos casinos, siendo el Venetian el más significativo y concurrido, una réplica aún más grande y majestuoso del que lleva el mismo nombre en Las Vegas, Estados Unidos. De hecho, desde hace varios años, la recaudación de éstos supera a la obtenida por los de la ciudad de Nevada. Y la explicación es clara: hay obviamente muchísimos más clientes potenciales en un radio de cinco horas de vuelo que los que hay a esa distancia de Las Vegas. Tanto en la China continental como en Hong Kong, los casinos están prohibidos. Por tanto, su economía depende en gran medida de este tipo de turismo, pues es el único lugar del gigante asiático donde los juegos de azar están legalizados.

A la salida de la terminal de ferries, May estaba esperándome, una joven china con la que me puse en contacto a través de couchsurfing y que aceptó alojarme una noche, aunque me enseñaría la ciudad durante dos días, pues la segunda noche volaría hacia Taiwan. Era una chica amable, educada e inteligente. Había realizado sus estudios universitarios en Estados Unidos, por lo que su inglés era perfecto. Además estaba aprendiendo español, y a ratos conversábamos en español para que lo practicase. Era buena alumna, siempre me pedía que la corrigiese. 

Desde la terminal había pequeños autobuses gratuitos hacia los principales hoteles-casinos de la ciudad, pero nosotros caminamos hacia el centro, pasando frente a alguno de ellos, como el Gran Lisboael edificio más alto de la ciudad, y abierto en el año 2007. A May no le agradaba demasiado, no sólo por el tipo de negocio que había dentro, sino porque desentona totalmente con el resto de la ciudad. Y no le faltaba razón, aunque a mí, el diseño arquitectónico propiamente dicho, sí me gustó, me pareció muy original. Hay que tener en cuenta que casi la totalidad de casinos y grandes hoteles se encuentran en Coloane.


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Justo en frente de aquella zona, mirando a la bahía, se encuentra la torre de Macao, con 338 metros de altura. May me comentó que no merecía la pena subir sólo por las vistas, ya que había otros puntos elevados en la ciudad gratuitos. Lo que sí vi anunciado durante el trayecto en ferry, fueron las distintas actividades que se pueden realizar en lo alto de la torre, pero todas ellas para amantes de la adrenalina que no tengan miedo a las alturas. El salto es una de ellas.


Torre de la ciudad. Macao. Diciembre 2015

El centro histórico de Macao, con monumentos y arquitectura colonial portuguesa como principal legado, es Patrimonio de la Humanidad. Llegamos hasta el seminario e iglesia de San José, ejemplos de arquitectura barroca en China, que fueron establecidos en el año 1728. Junto con el colegio St. Paul, del que hablaré posteriormente, fueron la principal base para las misiones en China, Japón y las regiones cercanas. No los visitamos en ese instante, pues aún iba cargado con ambas mochilas, y la idea de May era dejarlas primero en las taquillas gratuitas de la biblioteca, justo pegada a ellos, hasta su hora de cierre, a las siete de la tarde.

Como ya era tarde, decidimos comer algo antes de empezar la ruta turística. Le pedí que lo hiciésemos en un restaurante local, porque quería probar la comida típica. No recuerdo lo que ordenamos, pero sí que fue bueno y barato. Macao tiene una moneda propia, la "pataca", o dólar de Macao, aunque el de Hong Kong es admitido en cualquier comercio. No obstante, el cambio es probable que te lo den en pataca, aunque a mí me preguntaron en un par de ocasiones lo que prefería.

Aquella tarde el tiempo era malísimo, mucho frío y lluvia, por lo que tuve que volver a la biblioteca para coger algo más de abrigo y ponerme un pantalón largo. También compré un paraguas. Aprovechamos entonces para echar un vistazo a los edificios antes comentados. Y también a la cercana iglesia de San Lorenzo, donde se iba a celebrar una boda en esos momentos. Es una de las tres más antiguas de la ciudad, y fue construida por los jesuitas durante la mitad del siglo XVI.

Fuimos después a la Casa Mandarín, una residencia tradicional de la clase alta china, construida antes del año 1869. En ella se mezclan detalles arquitectónicos chinos y occidentales. La sorpresa fue encontrarnos con un concierto gratuito de música china que comenzaba justo en el momento en que llegábamos. De hecho, la visita a la vivienda la realizamos al finalizar. La Orquesta China de Macao tocó diez piezas de temas tradicionales, pero con un toque moderno. Nos encantó. Fue extraordinario. Tuvimos gran suerte. 

Casa Mandarín. Macao. Diciembre 2015

Concierto en la casa Mandarín. Macao. Diciembre 2015

Repertorio del concierto en la casa Mandarín. Macao. Diciembre 2015

Después de aquello, May me llevó a visitar otros puntos de interés turístico en la ciudad. El primero fue Largo do Lilau, con agua subterránea utilizada como la principal fuente de agua natural en Macao. Se dice que quien bebe de ésta, nunca olvida Macao. Seguimos con el cuartel de Mouros, un edificio neo-clásico construido en el año 1874 para acomodar al regimiento indio que reforzó al cuerpo policial de la ciudad. Subimos luego a la capilla de Nuestra Señora de Penha, uno de los puntos elevados de la ciudad. Estaba cerrada a aquella hora, así que no pudimos verla por dentro, aunque las vistas bien merecieron la pequeña subida. Y desde allí, bajamos al templo de A-Ma, la diosa de los marineros, y que ya existía antes de la existencia de la propia ciudad. También en Hong Kong, en compañía de Stephen, había visitado un templo dedicado a esta diosa.

Por último, desde allí nos dirigimos hacia la plaza Senado, centro urbano de la ciudad durante siglos, y aún hoy el lugar más popular para los eventos y celebraciones públicas. De hecho, habían levantado allí un árbol de Navidad, y numerosas luces y decoraciones navideñas que no vi en otras partes de Macao. Se encuentra rodeada por edificios neo-clásicos de la época colonial, creando una atmósfera típica portuguesa, o española, porque no conocía hasta entonces muchas ciudades portuguesas, y aquella zona me hacía sentir como en casa. Es curioso cómo nos aventuramos a conocer los rincones más remotos de la tierra sin ni siquiera conocer los más cercanos a nuestro hogar, o de nuestro propio país. Uno de esos edificios que figura en la plaza es la Santa Casa de la Misericordia, establecida por el primer obispo de Macao en el año 1569.


Plaza Senado. Macao. Diciembre 2015

Caminamos hasta las ruinas de St. Paul, a tan sólo unos metros, donde encontramos la fachada de la iglesia original, también conocida como Mater Dei, construida entre los años 1602 y 1640, y que un fuego destruyó en 1835. También está allí las ruinas del colegio St. Paul. May me instó a probar una de las típicas tartitas de huevo portuguesas en una de las panaderías de la zona, y estaban deliciosas.

Ruinas de St. Paul. Macao. Diciembre 2015

Después de aquello, volvimos a la biblioteca, descansamos por unos instantes, cenamos en un pequeño restaurante local cercano, y tomamos un autobús hacia su casa. Ésta estaba situada en la isla de Tapia, cerca del aeropuerto. Tenía otro miembro de couchsurfing alojado en su casa, aunque no parecía haber buena conexión entre ellos. De hecho, no habían explorado la ciudad juntos, ni quedado para comer o cenar. Hay miembros que aprovechan esta red únicamente para conseguir un alojamiento gratuito, y Roman, que así se llamaba, parecía ser uno de ellos. Era ruso, algo más joven que yo, y llevaba viajando más de tres meses con una mochila sorprendentemente ligera. Conseguía fondos imprimiendo las fotografías que tomaba, y vendiéndolas posteriormente en la calle, algo que sólo le daba especial resultado en los países asiáticos. Algunas eran realmente buenas, y me dejó boquiabierto cuando me dijo el dinero que podía llegar a ganar. Empecé a plantearme esa opción, porque ya con anterioridad leí en otro blog de viajeros que ellos también lo hacían. El dormitorio que compartimos tenía dos camas individuales, era espacioso y estaba limpio. Se notaba que la familia de May tenía un buen estatus económico. Roman no era mal muchacho, a mí me cayó bien, y estuvimos charlando un buen rato. A May le había dicho que estaría todo el día en el centro intentando vender sus fotografías porque necesitaba dinero, pero aquel día estuvo lloviendo, y no pudo hacerlo. Y, sin embargo, se jugó gran parte del dinero que le quedaba en un casino, y lo perdió. Y no fue precisamente una cantidad pequeña. 

Al día siguiente May tenía clases de dibujo por la mañana, en uno de los templos que me recomendó visitar. Así que quedamos en recogerla allí para comer juntos. Dejé la mochila grande en su casa. Después de desayunar, May me pidió que despertase a Roman, porque teníamos que irnos y no quería dejarlo solo en su casa. Para él también fue su última noche, aunque antes de marchar a su siguiente destino, intentaría vender fotografías durante la mañana. Tomamos el mismo autobús hacia el centro, y al hacerlo, ni siquiera se despidieron el uno del otro.

Empecé pasando al interior del casino-hotel Gran Lisboa, donde me obligaron a dejar el paraguas en una taquilla, como si de un arma de destrucción masiva se tratara. No reconocí los juegos de mesa, eran algo extraños, y no tardé mucho en salir. Después me dirigí nuevamente hacia el centro, para volver a ver la zona que había recorrido la tarde anterior con May. Además, era extraño, porque me sentía bien en aquellas calles de un estilo tan parecido al español, como en casa, en un lugar conocido. Y era domingo, con una gran afluencia de gente en las plazas y calles centrales. Los comercios estaban todos abiertos, y en los que vendían dulces y trozos de carne típicas de la ciudad, se podían probar los productos. Así que hice un segundo desayudo haciendo una ronda en varios de ellos. Dulce y salado. 

Al lado de St. Paul se encuentra la fortaleza do Monte, construida por los jesuitas entre los años 1617 y 1626. De forma trapezoidal, fue la principal estructura militar de la ciudad, una plaza defensiva equipada con cañones, barracas, pozos, munición y suministros suficientes para aguantar un sitio de hasta dos años de duración.

Fortaleza do Monte. Macao. Diciembre 2015

Paseando hacia el otro recinto amurallado de la ciudad, encontré el edificio del Consulado Portugués, que desde el año 1569 hasta el 1975 había sido el hospital de San Rafael. Así llegué hasta la fortaleza da Guia, construida entre los años 1622 y 1638, y donde se levanta también la capilla Guia, inicialmente establecida por monjas claristas, con frescos que representan temas chinos y occidentales. En el recinto también se construyó en el año 1865 el primer faro moderno de la costa china, aún en funcionamiento. Por último, también encontré los túneles que formaban un laberinto defensivo, utilizados por soldados de las colonias portuguesas, como Mozambique y Angola, con sus propios uniformes y códigos militares y de conducta. Todas estas estructuras representan símbolos marítimos, militares y de misiones que forman parte del pasado de Macao, y que junto con la fortaleza do Monte, resultaron vitales para rechazar los intentos de invasión por parte de los holandeses en el año 1622. Contemplando las vistas de la ciudad desde allí, comprendí lo que me comentó May acerca de que el hotel Gran Lisboa rompía por completo la estética de la ciudad.

Vistas desde la fortaleza da Guia. Macao. Macao. Diciembre 2015

Faro de la fortaleza da Guia. MacaoMacao. Diciembre 2015

Tras bajar de la colina, visité el jardín Lou Lim Leoc, no muy lejos de ésta. Es uno de los jardines clásicos chinos más famosos. Parece un paisaje en miniatura, con un camino que transcurre entre árboles, o bajo "montañas" esculpidas en hormigón, y llega hasta un estanque lleno de carpas y flores de loto. Y sin mucho tiempo ya, me encaminé hacia el templo Kun Lam, donde encontré a May aún terminando su dibujo.

Templo Kun Lam. Macao. Diciembre 2015

Después de comer, me llevó hasta el cementerio de San Miguel, pequeño y en pleno centro, pero donde se hayan enterrados los militares y nobles portugueses de la época colonial. Y ya por la tarde, nos desplazamos hasta Coloane, donde se encuentran los casinos y hoteles, un lugar que no le gustaba demasiado, pero al que me acompañó igualmente. Me contó cuánto había cambiado aquello desde que ella era niña. En la zona se estaban construyendo más casinos y hoteles, incluyendo una réplica de la torre Eiffel. No obstante, y desde mi punto de vista, Las Vegas es infinitamente mejor, al menos a día de hoy, y mucho más auténtica. Aquello se había levantado por y para el cliente chino. La sorpresa fue comprobar que están prohibidas las fotografías en el interior de los casinos, al contrario que en Las Vegas. Dos personas de seguridad se me acercaron para comunicármelo, y pedirme que borrase la que ya había tomado.

Hotel-casino Studio City. Macao. Diciembre 2015

Interior del hotel-casino Venetian. Macao. Diciembre 2015

May había quedado con una amiga para cenar, que también formaba parte de la red de couchsurfing. Lo hicimos en un restaurante vietnamita, donde me dieron un menú en inglés. Al ir a pagar, me dijeron que los precios en ese menú no estaban actualizados y el coste era mayor. La camarera no hablaba inglés, y era May la que traducía. Si hubiera ido solo, no le hubiera pagado absolutamente nada más, pues el error era suyo. Pero May estaba en el medio y no quise ponerla en un compromiso, así que lo dejé pasar. 

Finalmente volvimos a su casa para recoger la mochila y hacer algo de tiempo hasta la salida de mi vuelo. Me acompañó hasta la parada del autobús que debía tomar. El aeropuerto estaba realmente cerca de su casa. Cuando subí al avión, me di cuenta de que había olvidado el paraguas en el baño del aeropuerto, algo que no era la primera vez que me ocurría. 

Con May en su casa. Macao. Diciembre 2015

En resumen, visitar Macao, Las Vegas China, merece la pena, y no precisamente por sus enormes casinos y hoteles, aunque para gustos, colores. Lo merece porque su casco histórico es familiarmente portugués-español, y después de llevar un tiempo viajando en Asia, es algo que se agradece y reconforta. Además, su importancia histórica está fuera de toda duda, y tan solo un día es tiempo suficiente para recorrerla, si llegas de visita desde Hong Kong, por ejemplo.

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